Cuando decides dar el salto y emprender sea en el campo que sea siempre, independientemente de tu visión e intención final, tu objetivo es generar ingresos.
No todos aspiramos a lo mismo y no para todos el éxito se mide de la misma manera, pero si queremos que nuestro negocio sea eso, un negocio el dinero tendrá que aparecer en algún momento.
La imagen de ensueño que nos venden
Creo que ahora mismo se está vendiendo una imagen del emprendimiento, sobre todo del online, demasiado idílica. Y te lo digo yo que vivo en Bali pero también te lo dice mi yo que sigue pasando mucho tiempo trabajando, planificando reuniones a deshoras y dejándose la piel por sacar adelante un sueño.
Nos hemos creído que esto es tener ganas, montar una web, hacerse tres fotos chulas y esperar sentado a que el dinero vaya llegándonos poco a poco. Y aunque, por supuesto, las ganas son importantes, la web imprescindible y las fotos chulas nunca están de más, siento comunicarte que el dinero no suele caer del cielo.
Estos meses pasados he estado entrevistando a muchísimas personas con negocios (o ideas de negocios) diferentes. Y he disfrutado y aprendido de la experiencia.
Todos hemos empezado en algún momento y hemos soñado con llegar alto. Todavía recuerdo la primera vez que lancé un curso online y los números que había hecho. También recuerdo como si fuera hoy la cara de asombro que se me quedó cuando vi que la gente no llegaba hasta mí, y los pocos que lo hacían no compraban.
Si prefieres escucharme puedes hacerlo desde el reproductor que está justo debajo o suscribiéndote de forma gratuita a «Cómo comenzar a vender online» a través de iTunes.
La verdad desnuda
Si tienes intención de poder vivir de tu negocio hay, siempre desde mi punto de vista, dos verdades que debes tener tatuadas a fuego y siempre presentes.
- La primera es que, aunque a ti te lo parezca, NO se gana dinero solo por sonreir, posar o colgar maravillosas historias en Instragram. O al menos NO lo gana el 99,99% de las personas
- Y la segunda es que DEBES centrarte, cuanto antes mejor, en una parte específica del mercado. La tarta es demasiado grande para comérsela de un solo bocado.
¿Qué tienes que hacer?
Lo esencial es que seas consciente de que SIEMPRE hay que vender algo. Fíjate en las ( o los, claro) influencers a las que sigas normalmente, esas que te dejan con la boca abierta con el estilo de vida que llevan o la ropa que se ponen. Unos con libros, otros con complementos, moda, maquillaje, colaboraciones, charlas, ponencias o cursos. Todos tienen uno o varios productos y/o servicios detrás que soportan su tren de vida.
Por supuesto que las redes sociales y el plan estratégico detrás de la imagen es importante, pero todo ello está al servicio de una sola cosa: la venta.
Una vez tengas claro ese primer punto es hora de decidir qué quieres hacer. Y ahí es donde entra la segmentación, la especialización de la que te hablaba.
Puedes estar tranquilo, al principio casi nadie sabe qué es exactamente, al milímetro, lo que quiere hacer. Pero DEBES empezar. Y poco a poco te irás dando cuenta de aquello que se te da bien, aquello con lo que más disfrutas y aquello con lo que mejor puedes ayudar a la gente. Créeme, hay señales. Y llegan. Es como cuando yo estaba embarazada la primera vez y le decía a mi madre que me daba miedo ponerme de parto y no enterarme. Claro, ella se reía a carcajadas con la seguridad absoluta de que eso no iba a pasar. Pues lo mismo 😉
Olvídate de tus miedos, del qué dirán y del “no sé si podré estar a la altura”. Solo hace falta que vayas un paso por delante de aquellos a los que pretendes ayudar.
Entramos ahora en el “pantanoso” mundo del ¿y qué producto o servicio puedo crear?. Y te prometo que la semana que viene a iremos directos a ese punto. Por el momento te dejo pensando y madurando las ideas de hoy. ¿Estás de acuerdo? ¿Quitarías o añadirías algo fundamental?
Me encantó Pepa.gracias
Gracias Pepa por tu valiosa información
Muy bueno Pepa, seguire escuchandote, es la primera vez que lo hago!!
Gracias Andrea y bienvenida!
Gracias Pepa!!!