La apatía y la desgana están siempre presentes en nuestras vidas. Muchas veces nos dejamos llevar y ni siquiera somos conscientes de ello.
Nos quejamos por todo y de todo y, por una vez, deberíamos mirarnos al ombligo y comprender que somos nosotros, en última instancia, los responsables de que las cosas funcionen. O no.
Mi negocio no va bien
Esa es la queja que más veces oigo. Y viene precedida de la cantidad de «esfuerzo» que se ha invertido y de lo difícil que es este mundo. Siento ser yo la que tome el papel de padre firme pero es necesario. Queremos resultados diferentes haciendo siempre lo mismo. Y eso no puede ser.
Nos vemos reflejados en el de enfrente, sentimos celos de su suerte, de su negocio, de sus ingresos,… Y pretendemos hacer exactamente lo mismo con un resultado desastroso en la mayoría de los casos.
¿Quieres que te de la receta del negocio perfecto? No existe. Si buscas promesas de dinero fácil, de tiempos, de éxito, no soy yo la persona adecuada. Pero sí hay algo que te puedo regalar, un consejo importante, unas palabras que debes guardar para que te acompañen siempre: tú eres tu mejor activo. Aquello que te diferencia del resto es lo que te va a ayudar a sacar la cabeza y a hacerte visible.
Para bajar un poco los pies a la tierra te pondré un ejemplo práctico. ¿Cuántos talleres de coches conoces? ¿Cuántos aparecen en Google si buscas? Y, aparentemente, son todos iguales.
Para una persona ajena al tema no hay nada que los diferencie salvo el nombre o la cercanía a tu domicilio. Pero si tu coche es un 4×4 y buscas neumáticos es muy probable que te fijes antes en uno especializado en este tipo de vehículos. Y si encima lo suyo son las ruedas seguro que te quedas satisfecho pensando que has dado con el lugar ideal.
Si prefieres escucharme puedes hacerlo desde el reproductor que está justo debajo o suscribiéndote de forma gratuita a «Cómo comenzar a vender online» a través de iTunes.
¿Y cómo se aplica esto a mi negocio de…?
Da igual lo que hagas o lo que quieras hacer, tú no eres igual que el de al lado. Ya sea por tu voz, tu físico, tu pelo, tu manera de pensar o de sentir, tu forma de expresarte, tus convicciones, tus principios,… Tenemos un miedo atroz al rechazo y por el camino perdemos a nuestros verdaderos clientes, aquellos que buscan justo eso que sólo tú tienes.
Estas semanas pasadas te he hablado de podcasts, de cómo han influido en mi negocio y de cómo me han ayudado a llegar a mucha más gente. Y estoy convencida de que todos tenemos algo que decir, un mensaje que lanzar al mundo. Da igual que lo tuyo sean los coches, el yoga, la relajación, la política, la economía, la sexualidad, la educación, la tecnología, la religión, la alimentación o cualquier otra cosa en la que puedas pensar. Siempre habrá alguien que necesite justo eso, que te necesite justo a ti.
Voy a ayudarte
Volviendo hacia atrás he visto el camino recorrido y analizándolo a fondo he descubierto meteduras de pata (muchísimas!) y aciertos.