Muchas veces pensamos que crear un negocio online es complicado y difícil, que require muchos conocimientos o una inversión inasumbible; pero tú y yo sabemos que lo verdaderamente duro no es eso, lo que te mata es terminar todo el proceso y que no lleguen las ventas.
Mientras estamos preparando la web, definiendo el producto o servicio o dando plazos para lanzamientos estamos en ascensión. Se nos acelera el pulso y nos vemos con posibilidades reales de comernos el mundo. Seguro que te ha pasado, todos en algún momento nos hemos visto como personas de éxito consiguiendo nuestras metas y siendo valorados por el resto. Dejando atrás a los agoreros que pronosticaban toda suerte de desgracias.
Y llega el día en el que el proyecto ve la luz y te sientes poderoso porque amigos y conocidos te den la palmadita virtual y comparten tu post o tu actualización en Instagram o en Facebook. La repercusión es grande e incluso recibes varios correos haciéndote preguntas. Todo son alabanzas.
Y después ¿qué?
Al final del primer mes miras los resultados y te das cuenta que no has ganado lo suficiente ni siquiera para un invitar a un café. Según va pasando el tiempo empiezan a saltar todas las alarmas, la cosa no puede seguir así. Lógicamente te agarras a un clavo ardiendo y te pones excusas del tipo «los inicios son duros», «hay que aguantar», «no he tenido suerte» (esta me encanta!) o «no tengo los contactos necesarios». Siento ser yo la que te lo diga pero tengo dos noticias, una buena y una mala. La mala es que así no vamos a ninguna parte, no esperes milagros; la buena es que se cuáles son las razones por las que no vendes y cómo se puede solucionar.
¿Por qué no estoy vendiendo?
- La primera razón, y más obvia, es porque no tienes ningún producto o servicio que vender. Te parecerá mentira la cantidad de gente que comienza un «negocio» y no tiene en ningún sitio explicado claramente qué es lo que ofrece. Si, por ejemplo, creas un blog de moda o manualidades o fotografía y crees que los ingresos lloverán del cielo estás equivocado. ¿Qué quieres? ¿Qué buscas? Los hombres no nacemos con la capacidad de leer la mente y menos cuando ni siquiera te vemos la cara. ¿Me quieres como patrocinador? ¡Dímelo! ¿Quieres poner publicidad en tu blog? Dedica una página a ello y convénceme de alguna manera ¿Eres experto y puedes ayudarme? Ofréceme tus servicios… Las cosas no caen del cielo.
- En segundo lugar necesitamos atraer a la gente adecuada a tu página web. Si estás pero no te ven es como si no estuvieras. Aquí podríamos abrir, al menos, tres vías a tener en cuenta:
- El SEO de tu página, es decir que Google te muestre cuando alguien haga una búsqueda relacionada con tu campo. No quiero extenderme demasiado hoy aquí pero puedes leer el post «SEO para principiantes»
- Atraer a potenciales clientes a través de las relaciones generadas en redes sociales. No se trata de estar en todas las posibles sino de elegir bien aquellas en las que debes estar, para ello es fundamental conocer bien a tu cliente ideal.
- Atraer más gente a través de la publicidad. Llega un momento en que se hace complicado romper un techo máximo sin realizar ningún desembolso. Llegar a la persona adecuada a través de anuncios en Facebook o Google es otra posibilidad a tener muy en cuenta.
Si prefieres escucharme puedes hacerlo desde el reproductor que está justo debajo o suscribiéndote de forma gratuita a través de iTunes a «Cómo comenzar a vender online»
- En tercer lugar es muy importante atraer la atención de los que llegan por primera vez. Aquí entramos en uno de los puntos calientes del asunto, tu página web. ¿Está preparada para vender? Es fundamental tener una estrategia detrás del diseño. Si tu web es bonita pero no cumple su cometido me temo que ha llegado el momento de modificarla.
- Llegados al número cuatro hemos ido ya descartando posibilidades y tenemos entonces que preguntarnos si aquellas personas a las que hemos atraído se siguen manteniendo fieles pasado un tiempo. Hay que cultivar esa relación. Herramientas como el email marketing son nuestros aliados en la misión.
- ¿Y tu página de ventas?¿Bien? A veces todo el proceso funciona como una máquina bien engrasada y llegado el momento de cerrar la venta ésta no se produce. La página en la que «termina» (a mi me gusta más decir empieza) todo es fundamental. Si falla lo demás no sirve para nada.
- Y, por último, supongamos que tienes un producto o servicio, llegan muchas personas a tu web, la página está creada con cabeza y cumple con las normas mínimas de las que ya hablaremos, tienes creadas secuencias de email para «caldear» el asunto y estás convencido de tu página de ventas y, sin embargo, sigue sin ocurrir. Nada. Cero. ¿Qué pasa ahora? Es el momento de dejar aquí mi frase preferida de todos los tiempos que pronunció Sherlock Holmes en uno de sus libros:
Cuando eliminas lo imposible, lo que que queda, aunque parezca improbable, debe de ser la verdad.
Es decir Watson, lo único que nos queda es el producto o servicio. ¿Estás seguro de que hiciste bien el trabajo de investigación? ¿Tiene público interesado? Me temo que tendremos que empezar de nuevo desde el principio.
¿Y tú? ¿Te desesperas? ¿En qué momento te encuentras? Podemos encontrar la causa y la solución.